Histórico encuestador de Mar del Plata y uno de sus sociólogos más destacados, tenía 86 años.
Abel Julio César (“Cacho”) Ayala, sociólogo, encuestador y ‘Vecino Destacado’ de Mar del Plata falleció en las últimas horas a los 87 años.
“Cacho” -padre de la también socióloga María Eva Ayala- fue durante décadas, para periodistas y dirigentes de todos los sectores, fuente insoslayable para conocer las evoluciones política, social, económica y especialmente electoral de los marplatenses.
En todo momento, “Cacho” fue fiel a un estilo: el de sostener la “verdad” de los números que surgían de sus encuestas, y éstas de los métodos científicos. Forjó con él una larga y rica trayectoria que fue aceptando y adaptando las nuevas tecnologías, pero sin desdeñar nunca –ni en tiempos de sondeos telefónicos automatizados y análisis digital de las redes sociales– el contacto personal entre encuestadores bien formados y consultados.
Y aún trabajando profesionalmente para un determinado sector político, se mantuvo siempre lejos de la línea de exposición de campañas, es decir sin traspasar la línea en que una encuesta, al ser difundida, deja de ser un informe objetivo para convertirse en factor de proselitismo y hasta de manipulación.
En noviembre de 2016, el Concejo Deliberante de General Pueyrredon lo había reconocido como ‘Vecino Destacado’ de Mar del Plata.
Sus restos serán velados este domingo de 15 a 18 en Casa Piovano (3 de Febrero 3636).
Sus inicios
Recién a los 34 años comienza Sociología en la Universidad Provincial de Mar del Plata, carrera que completó realizando enormes esfuerzos: al tiempo de estudiar se desempeñaba como auxiliar de enfermería en el Solarium Santa José de Punta Mogotes de 10 de la noche a las 6 de la mañana y sábados y domingos trabajaba como sereno de vigilancia de 7 de la mañana a las 10 de la noche en el edificio de la universidad provincial.
Su primera encuesta como profesional fue en 1971. Trataba sobre Empleo y Desempleo, fue dirigida por el licenciado Marcos Boldrini y requerida por la Municipalidad.
En estos años su actividad comenzó a tomar cada vez más intensidad. Se incorporó al Centro de Investigaciones del Instituto Nacional de Epidemilogía, estrechó su relación con quién sería otro encuestador muy conocido en la Argentina, Julio Aurelio, y enriqueció su formación como adscripto en las cátedras de Sociología General y Sociología siostemática.
Obtuvo la licenciatura en abril de 1974. Asumió más responsabilidades docentes en la Universidad y en 1975, junto a tres colegas creó el Centro de Investigaciones y Desarrollo Social que funcionó en oficinas del edificio Banco Provincial.
El golpe
Pero llegaría el golpe del 24 de Marzo de 1976 y el régimen de terror que arrasó con todas las carreras que consideraba ser incubadoras de “pensamiento subversivo”: sociología, ciencias políticas, antropología, filosofía, entre otras.
Ayala estuvo entre los primeros cinco expulsados de la Universidad.
Al recordar vívidamente este tiempo, “Cacho” solía reiterar su enorme agradecimiento a los principales dirigentes de la UCIP de entonces, el presidente ingeniero Norberto Vicente Pace y el gerente ejecutivo Eduardo Benedetti, “quienes me abrieron las puertas de la institución cuando transitaba por un momento muy difícil”. En UCIP se ocupó, junto a la psicóloga María Teresa Lapine, de montar el sector de Selección de Personal y en 1978 creó el Departamento de Estudios Económicos y Sociales de la UCIP.
Puede suceder, si la encuesta se realiza con rigor, que el resultado no dé satisfacción a las expectativas de quien la encarga. Ayala podía estar varias tardes contando experiencias de este tipo. De ellas rescataba una de los meses previos al Mundial de Fútbol de 1978, al que vendrían, según la propaganda oficial, deliberadamente optimista, cientos de miles de turistas. Un sondeo de Ayala determinó que, como mucho, podrían llegar a Mar del Plata unas 6.000 personas, incluyendo delegaciones y periodistas. Y así sucedió. Pero, ya antes el dato realista del encuestador había provocado la rabia de varios, en especial la de los directivos de una importante cámara empresaria, que resolvieron condenar “al cartero”: declaron al licenciado Ayala “persona de no grata”.
En ámbitos político-partidarios vivió situaciones similares. Cuando en 2003 pronosticó al Partido Justicialista, que le encargaba los estudios de intención de voto, que aquí, en Mar del Plata, habría de ganar y por un claro margen Elisa Carrió, los “compañeros” llegaron a preguntarle durante una áspera reunión “qué era lo que estaba tomando” o si “estaba loco”. Después, el 38 por ciento con el que ganó Lilita en General Pueyrredón en esa elección sorprendió en todo el país. Cacho, encuesta bajo el brazo, lo esperaba.
Ya en 1983, había formado parte de los pocos investigadores electorales que, siempre con números a la vista, se animaron a anticipar en las presidenciales de ese año el triunfo de Raúl Alfonsín.
Sería correcto pero tedioso enumerar sus trabajos en las áreas disímiles como la salud, el turismo, la actividad bancaria, las administraciones de gobierno, etc.
En la función pública
En 1991 llega a la función pública, al asumir como secretario de Salud Pública, Acción Social y Minoridad de la Municipalidad. Quienes no sabían de sus raíces de formación en la Salud se extrañaron por el nombramiento. Ya en el cargo combinó las dos vertientes: concretó, con las asistentes sociales como personal de campo, un primer censo de villas misería que todavía es referencia en la temática. Otro trabajo suyo hizo visible las condiciones de explotación en quintas de la periferia.
Una y otra vez volvió a relacionarse con la vida universitaria. Es así que diseñó y crea las carreras de Sociología y Ciencias Políticas en Caece Mar del Plata.
Reivindicava el contacto persona a persona. El que le valió infinidad de amigos.